En 1938, los veteranos consideraron que el rey Albert I sí merecía un lugar a orillas del Yser, en Nieuwpoort. Un lugar simbólico, ya que fue aquí, en el complejo de esclusas De Ganzepoot, donde se determinó el curso de la Primera Guerra Mundial. Al abrir las compuertas e inundar los pólderes, los alemanes tuvieron que detener su avance. Ese fue el comienzo de la guerra de trincheras. El diseño de Julien de Ridder tiene 25 metros de altura, forma circular y 30 metros de diámetro. Se puede dar toda la vuelta a la cima, que te ofrece unas fantásticas vistas del Yser, las esclusas y el mar. Bajo el monumento, el centro de visitantes de Westfront cuenta toda la historia. Sobre la heroicidad y la miseria de la guerra, pero sobre todo sobre cómo la fuerza del agua detuvo la maquinaria bélica alemana.
